miércoles, 14 de julio de 2004

Los dos Congresos

(EL DIARIO REGIONAL) Demasiado grande es la Argentina para ocuparse de las cosas pequeñas. Juan Domingo Perón

A 188 años del lejano 9 de julio en el que nació nuestra Patria, los argentinos estamos en vísperas de un nuevo Congreso: el XVI Congreso Latinoamericano de Parlamentos Municipales. La comparación entre aquél patriótico Congreso de Tucumán y éste que estamos a punto de presenciar tiene algunas simetrías: por caso, aquéllos días de julio de 1816 habrán sido tan fríos como éstos.
Claro que las coincidencias son una cara de la moneda; la otra, naturalmente, son las diferencias. Los diputados de Tucumán fueron protagonistas de un Congreso cuya dimensión les habrá costado imaginar, pero que sin embargo, organizaron dejando toda mezquindad humana de lado, abocándose a pensar en la utopía de la independencia nacional.
En la organización del Congreso de nuestros días, en cambio, no afloran los mismos valores. Ni siquiera se conoce cómo se van a financiar los gastos que demande su realización, o qué se va a hacer con el dinero que eventualmente sobre.
Lo que sí se sabe es que desde hace meses nuestros ediles trabajan a tiempo completo en la organización del evento; tanto trabajan que a pesar de haber diseñado un sitio web con información, se les pasaron por alto algunos "detalles", como el no cumplir con el Reglamento de Contabilidad, que junto con la Ley Orgánica de las Municipalidades estipula que —según el monto involucrado— al contratar servicios o adquirir bienes se debe acudir a licitaciones y concursos de precios.
No parece razonable que dos ediles, Carlos Olivera y Roberto Fernández, que dijeron estar reservando lugares aquí y allá para agasajar a los huéspedes, ni siquiera puedan informar sobre algo tan elemental como el presupuesto de ingresos y gastos del Congreso. Consultados por mí sobre ese punto, el Concejal Olivera dijo no tener el presupuesto "armado", pero igualmente me pidió que apoyara el encuentro "porque va a ser bueno para la gente, porque la plata va a quedar acá" (¿"acá" dónde, me pregunto?).
¿Qué pensará aquél vecino de Del Viso o Manuel Alberti al ver que algunos de "sus" ediles organizan con entusiasmo adolescente un Congreso de dudosos beneficios, pero se rehúsan a aprobar ordenanzas fundamentales como el libre acceso a la información pública?; ¿o que en el año 2000 impulsan y aprueban la firma de un contrato con una unión transitoria de empresas, para después de cuatro años votar por su rescisión a cambio de una indemnización millonaria (que pagamos, claro está, entre todos)?.
El divorcio entre el Honorable Concejo Deliberante y la sociedad es reflejado a diario por decenas de vecinos que por distintos medios expresan su malestar. Recuperar la confianza en las instituciones de la democracia es una tarea prioritaria. Pero si el retaceo de información en los actos de gobierno es censurable, el incumplimiento de disposiciones legales es un delito.
Me pregunto porqué costará tanto que nuestros Concejales, que en teoría son los legítimos representantes de nuestra voluntad, dejen de hacer aquello para lo que no fueron elegidos, y comiencen a trabajar en aquello para los que sí fueron electos.
Quizás las diáfanas palabras del General Perón, desde la historia, puedan ayudarnos a encontrar la respuesta: "Demasiado grande es la Argentina para ocuparse de las cosas pequeñas. Si uno se ocupa de ellas, acaba por no ocuparse de las grandes. En nuestro país la gente está enferma de pequeñas cosas. Por eso no se hacen las grandes".

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