martes, 22 de noviembre de 2005

Fariseos

(EL DIARIO REGIONAL, 22/11/2005) El pase de Lorenzo Borocotó del macrismo al kircknerismo despertó en la sociedad un repudio generalizado. En particular, los que mayor énfasis pusieron en su crítica fueron muchos modernos fariseos integrantes de la corporación política. Pero, ¿porqué el hecho tuvo tanta repercusión? ¿no hay ejemplos constantes de idénticas mutaciones partidarias?.

Quienes llevan la voz cantante del oficialismo local en el Concejo, Roberto Fernández y Carlos Olivera, llegaron a la política pilarense de la mano del ex intendente Sergio Bivort; desde allí acompañaron políticas públicas como la tercerización de la recaudación tributaria (el actual jefe comunal también la apoyó), la formación de un consejo multisectorial encargado de la administración hospitalaria, la incorporación de personal municipal mediante concurso público, la creación del Instituto Municipal de Seguridad, etc. Hoy impulsan políticas diametralmente opuestas.

Más allá de lo acertado —o desacertado— de cada una de aquellas decisiones, lo concreto es que antes las apoyaron, y hoy las rechazan, e incluso reniegan públicamente de ellas. Durante la gestión anterior, el actual jefe de gabinete supo iniciar acciones penales —desde su banca en el Concejo— por la venta de calles públicas. Pero el año pasado no tuvo palabras para elogiar idéntica decisión... (claro que esta vez, la decisión fue de su jefe, Humberto Zúccaro).
No sería tan grave la mudanza ideológica de nuestros gobernantes si no fuera porque nos cuesta dinero, mucho dinero. Por caso, que primero hayan apoyado y luego repudiado el contrato con la UTE Tecsa nos costó casi 4 millones de pesos.

Cuestión de imagen
Según el Centro de Estudios Nueva Mayoría, de entre las instituciones del país los partidos políticos sólo alcanzan un vergonzoso 2 por ciento de imagen positiva, siendo así los más desprestigiados. Un dirigente político de los de antes infirió que ese porcentaje sería cero de no ser porque los encuestadores se toparon con algunos que "viven de la política" (que los hay y mucho), y que por disciplina corporativa respondieron que ven a los partidos con buena imagen.

Que quienes más repudiaron la movida de Borocotó a las filas kirchneristas formen parte de los partidos políticos actuales, debe hacernos observar las cosas con mayor objetividad: ¿qué autoridad tienen para criticar quienes ya nos hicieron perder la cuenta de las veces que cambiaron de ideología?. Y no estamos aquí hablando de cambios de camiseta tácticos, aquellos motivados quizás por seguir perteneciendo a un espacio que —más allá de las siglas— los represente. No, aquí estamos hablando de aquellos a quienes cualquier colectivo los deja bien, porque para ellos, sólo se trata de llegar por llegar. Estos fariseos dicen que lo que importa es "trabajar para la gente", "hacer gestión"; pero, ¿trabajar para la gente cómo? ¿hacer gestión para qué? ¿y para quienes? ¿es lo mismo que el presupuesto municipal se decida en forma participativa en los barrios a que lo definan entre tres? ¿es lo mismo que las compras para el área de salud las decida un consejo multisectorial a que lo haga un solo funcionario?. Creo que no.

En Argentina, y en Pilar, hace falta redefinir el sistema de partidos políticos. Para terminar con el "borocoterismo", nos debemos exigir como sociedad que: a) los partidos políticos tengan valores; b) que los valores que cada partido enarbole, sean materializados en sus posiciones públicas y en sus labores partidarias, y c) que quienes se propongan como referentes, encarnen aquellos valores que cada partido dice sostener.
Y si así no lo hicieren, alguna vez, la sociedad se lo demande.

domingo, 6 de noviembre de 2005

El culpable es el chancho?

(EL DIARIO REGIONAL, 06/11/2005) Esta semana se dio a conocer un hecho gravísimo: en el municipo existiría un circuito ilegal para borrar deudas de tasas fiscales, presunción que derivó en una denuncia penal presentada por el gobierno de Humberto Zúccaro, y que ahora la Justicia investiga.

Esto parece significar que alguien, mediante alguna compensación, obtenía una rebaja o eliminación de su deuda municipal. En términos penales, sería un fraude en perjuicio de la administración pública municipal.

Sin embargo, para el Jefe de Gabinete Osvaldo Pugliese, “estas irregularidades administrativas que tienen que ver con la baja de tasas por diversos mecanismos, para nosotros... configuran la presunción –no la certeza- de la comisión de algún delito”.
El Jefe de Gabinete, vocero de facto cuando las papas queman, dijo que “el sistema funciona, [porque] detecta rápidamente este tipo de irregularidades”.

Pero su aclaración posterior dejó demasiadas dudas en cuanto al sentido de rapidez del funcionario: “...estos grupos que estaban... que existieron siempre en la Municipalidad Del Pilar, han comenzado... habían comenzado a 'activar' (sic) en la Municipalidad de Pilar, estamos determinando desde cuándo han comenzado a 'activar' en la Municipalidad Del Pilar, pero rápidamente hemos detectado estas irregularidades, bueno, ahora quedará en poder de la fiscalía la búsqueda de responsabilidades...estamos en presencia de un hecho que desde hace muchos años se conoce y tiene ciclos de activación, y que para nosotros es un tema estructural en Pilar...”

Lo barato sale caro
El Diario Regional del viernes dijo que el caso se detectó gracias al traspaso de los sistemas informáticos y administrativos de la UTE Tecsa (encargada del cobro de tasas durante la gestión del ex intendente Bivort) a la administración actual. Sin embargo, durante los años de actuación de la UTE no se conoció un sólo caso de cobranzas “irregulares”, quizás porque el software que utilizaba la empresa privada permitía cumplir con los dos requisitos básicos de los registros contables: inalterabilidad (que no se pueda modificar el contenido) y verificabilidad (que se puedan reconstruir las operaciones).

A la luz de lo sucedido, parecería que el sistema informático que se utiliza hoy en la municipalidad es más barato en términos de costos, pero no cumple con estas elementales premisas.
Y el cambio de sistema fue decidido por el Secretario de Hacienda.

Un poco de historia
En junio del año pasado, Ondarza aseguró que (a principios de 2004) luego de emitir las boletas de las tasas municipales, se presentaron numerosos reclamos, especialmente por las liquidaciones practicadas a parcelas de grandes superficies; y que del análisis de esos reclamos, observaron que los montos crecían de manera exponencial, por lo que resolvieron disminuir el valor a tributar por metro cuadrado. Me pregunto cómo implementaron esa disminución; el sistema informático, ¿permite auditar las operaciones mediante las cuales se modifican los registros de las bases de datos, o los parámetros de cálculo?; porque si así fuera, no habrá que investigar demasiado para llegar a los responsables materiales del supuesto ilícito. Bastaría con mirar esos registros.

Pero si esa posibilidad no existe, habrá que comenzar a mirar para arriba, hacia los responsables de haber escogido un sistema demasiado “vulnerable”.

En la conferencia de prensa, Ondarza dijo: “...nosotros venimos haciendo cruces de información pero no en forma exhaustiva ni a fondo como fue este caso”. Deberían haberlos hecho.

Dice la ley penal que “el delito omisivo consiste siempre en la omisión de una determinada acción que el sujeto tenía obligación de realizar y que podía realizar”. Ahora bien, el Secretario de Hacienda ¿no debió controlar “a fondo”? ¿cumplió eficazmente con su función de fiscalizar las operaciones de su área?.

Si todo se aclara y los eventuales responsables terminan identificados y condenados, tendremos un final feliz, pero si de todo esto resultaran pérdidas millonarias ¿quién se hará cargo?

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