Es un hecho que el sistema de salud es uno de los costados más débiles de la gestión de Humberto Zúccaro como intendente de Pilar. Por denunciar lo que indiscutiblemente está mal, varios profesionales fueron perseguidos, y algunos terminaron en la calle. Otros aun permanecen dentro del sistema estatal, y resisten. Con dificultades, pero con un compromiso inmenso en la defensa de lo público, resisten. Soportan trabajar en condiciones que el mismo director del hospital materno infantil Comodoro Hugo César Meisner calificó como “milagrosas”, dando a entender que los resultados positivos que se obtienen no guardan relación con los recursos de que se dispone.
A principios de semana, un vecino denunciaba por radio gravísimas irregularidades en la maternidad que dirige el multifacético doctor Pablo Atchabaián. Esencialmente se refirió a carencias en la infraestructura hospitalaria, y al destrato por parte de las autoridades del nosocomio. A los pocos minutos, Atchabaián salió al aire para desmentirlo, acusando al denunciante de “querer sacar unos pesos”. Espero que la oportuna intervención de la Justicia arroje un poco de luz sobre tan graves acusaciones cruzadas.
Pescar en una pecera
Existe en Pilar algo así como una asociación poco lícita de la que forman parte decisores del gobierno de turno, empresarios con pocos escrúpulos pero con muchas ambiciones personales, y aprendices de políticos, que sin ser “decisores”, actúan de manera funcional a los intereses de la “hermandad” que integran.
Y siempre, esa “asociación” vuelve a la carga para llevar agua para su molino. Así, ya en el año 2000, la mutual del Círculo Médico propuso una iniciativa en beneficio propio: el proyecto consistía en poner un stand de venta de Planes de salud privados en el mismísimo hospital público, casi como pescar en una pecera.
El zorro cuida de las gallinas
¿Será por eso que desde el intendente para abajo, todos los funcionarios hablan de fortalecer el Estado? ¿Será porque, no teniendo la capacidad de competir en el mercado con reglas transparentes, buscan la manera de apropiarse de lo público?
El doctor Atchabaián, por ejemplo, fue (o quizás lo sigue siendo) presidente de Premed, una empresa de medicina prepaga perteneciente al Círculo Médico de Pilar y al mismo tiempo, titular de uno de los 3 hospitales públicos del Distrito. ¿Ningún funcionario de Pilar conoce la Ley de Ética Pública? ¿Es posible que el intendente ponga siempre al zorro a cuidar del gallinero? Lo planteo porque ya desde 2004 cuestiones tan sensibles como la negociación entre el municipio y algunos countries por la venta de calles públicas, estuvieron a cargo de Eduardo Gutiérrez, por entonces director municipal de la Unidad Ejecutora de Políticas Estratégicas y al mismo tiempo Presidente del Grupo Farallón y además titular de la Cámara Empresaria de Desarrolladores Urbanos de la República Argentina.
¿Se habrá transformado Pilar en una sociedad anónima en lugar de seguir siendo un municipio?
Porvenir…
En las próximas semanas, esta columna contará otros negocios de esta asociación “poco lícita”: el de las garitas de seguridad que se quieren poner sobre Panamericana para cuidar exclusivamente a algunos barrios cerrados, y el de algunos personajes de Villa Rosa que quieren que la ruta 25 sea una zona industrial aunque contamine cada vez más a los vecinos que viven allí.
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