martes, 13 de diciembre de 2005

Corrupción II

(EL DIARIO REGIONAL, 13/12/2005) En su edición del sábado pasado, El Diario Regional publicó varias opiniones referidas a "la mitad del camino", en alusión a los dos años transcurridos desde la asunción de Humberto Zúccaro como jefe comunal. Los consultados analizaban la marcha de la gestión en áreas tales como la recaudación tributaria, la obra pública, la salud y la transparencia. Con distintos matices, las opiniones consideraban que el gobierno está "en la mitad del camino".

En mi opinión, está mucho más atrás. Es cierto que en materia de obra pública se avanzó algo. Precisamente, la mitad de un camino representa la idea de haber avanzado hasta el punto en el que —aunque no está todo hecho— falta menos que antes, o —siendo optimistas— lo que falta es de una magnitud similar a lo realizado.
Pero en materia de transparencia, el gobierno ha ido marcha atrás. Por un lado, hay que tener presente que fueron demasiadas las promesas que se hicieron desde el comienzo: "corrupción cero", puesta en marcha de la Oficina Anticorrupción, gobierno de puertas abiertas, etc.
Por otra parte, se desarticularon los pocos mecanismos de control y transparencia que se habían implementado en la gestión anterior: ingreso de empleados municipales por concurso, audiencias públicas para renegociar contratos con empresas privatizadas, consejo de administración del Hospital multisectorial, etc. Aunque estas iniciativas no garantizaron la desaparición de la corrupción, sin duda sirvieron para disminuir su incidencia. Todas fueron dejadas de lado.

Otra iniciativa fundamental en la lucha contra la corrupción es el libre acceso a la información pública. En una reunión a la que fuimos invitados los impulsores de la propuesta, el intendente afirmó que la implementaría. Pasaron casi dos años, y el jefe comunal no cumplió con lo prometido.

Si nos quedáramos con los gestos, diríamos —como afirmaron muchos de los consultados en la nota de ayer— que Zúccaro se distingue por su capacidad de diálogo. Pero en el plano de los hechos, de la realidad —que en definitiva, como dijo Perón, es "la única verdad"— se retrocedió: contando con un propuesta de Ordenanza de Libre Acceso a la Información para debatir, el gobierno se rehusó a hacerlo. Y la iniciativa duerme en algún cajón de la administración municipal.

Día Internacional contra la Corrupción
El 9 de Diciembre quedó consagrado por la Convención de las Naciones Unidas Contra la Corrupción como el Día Internacional Contra la Corrupción.
En un amplio rango de sectores que afectan nuestra vida diaria, el "Barómetro de Corrupción Global" 2005 de Transparencia Internacional señala que la corrupción continúa dañando la vida diaria de la gente alrededor del mundo. Incluso, afirmó que la corrupción mata gente.
Los partidos políticos son vistos como el sector más corrupto. Este año, 45 de los 69 países del mundo encuestados ubicaron a las instituciones políticas a la cabeza de la lista. En América Latina, con una puntuación de 4,5 en una escala de 1 a 5 (con 5 considerado como extremadamente corrupto), la corrupción política es una preocupación dominante en los encuestados.
Ahora bien, si la corrupción política es un fenómeno tan extendido y de tan graves consecuencias, ¿porqué los funcionarios no actúan para eliminarla?

martes, 6 de diciembre de 2005

Corrupción

(EL DIARIO REGIONAL, 04/12/2005) La corrupción política, define Transparencia Internacional, "es el abuso por parte de los dirigentes políticos del poder que se les ha confiado, para su propio beneficio". Es siempre, también, el matrimonio entre un corruptor y un corrupto.

Tiene, como terreno para crecer, una sociedad marcada por el individualismo, el consumismo, el afán de poder, y al mismo tiempo, su contracara, la falta de compromiso con el bien común.
Esta falta de compromiso social queda plasmada en los resultados del informe del Latinbarómetro 2005: ante la pregunta de qué acciones políticas realizaron los miles de latinoamericanos encuestados como forma de reclamo o protesta, el primer lugar se lo lleva la respuesta "firmar una petición"; a corta distancia de ella, aparece como forma de participación política "asistir a manifestaciones autorizadas (legales)". Pero lo preocupante del resultado no es lo que sucede a nivel continental —bastante próximo a lo que sucede en cualquier otra región del planeta— sino lo que pasa particularmente en nuestro país: un cuarto (26%) de la población dijo haber participado alguna vez firmando petitorios, pero sólo la mitad de ellos (14%) han ido un poco más allá, asistiendo a alguna manifestación autorizada. Ello parece indicar que cuando se trata de solucionar el mundo desde una mesa de café, o en una reunión de amigos, o firmando un papel, los argentinos somos "derechos y humanos", nos comprometemos. Hasta ahí. Porque cuando la cosa requiere un compromiso mayor, se nos derrumba el espíritu cívico. Y no hablo aquí de realizar actividades políticas ilegales, sino de "poner el cuerpo" para defender lo que decimos defender de palabra.

Si usted, lector, sostiene las creencias de la mayoría de nuestros compatriotas, pensará que el problema de la corrupción política no se resolverá nunca. Pero si piensa distinto, y actúa en consecuencia, la profecía podrá conjurarse.

Mencionemos algunas "medicinas" de eficacia probada en la lucha contra la corrupción política: libre acceso a la información pública, organismos de control independientes, y fundamentalmente, participación ciudadana, es decir, política, mucha política. Pero de la buena. La última de estas herramientas —la participación— debe ser alentada desde el gobierno pero es básicamente un resorte en manos de la sociedad. Las dos primeras, en cambio, deben ser implementadas desde el gobierno.

Hace ya casi 2 años, desde la sociedad civil presentamos un proyecto de ordenanza de libre acceso a la información pública. Hoy descansa en algún cajón del Honorable Concejo Deliberante. "Honorable" la institución, pero los concejales y el jefe comunal, que prometieron su apoyo a una ordenanza que nunca debatieron ni sancionaron ni reglamentaron, no honraron su compromiso.
En cuanto a establecer organismos de control independientes, el gobierno avanzó de manera consistente con su estilo: apenas asumido, impulsó la creación de la Oficina Anticorrupción, pero al aprobar el presupuesto 2005 (a fines del año pasado), los funcionarios se "olvidaron" de asignarle una partida a la dependencia nonata.
¡Quién dice que ahora, cuando todavía el presupuesto de 2006 no fue aprobado, los concejales y el intendente nos den una sorpresa y le destinen unos pesos!. Y si quisieran sorprendernos aun más, quizás designen como titular de la Oficina Anticorrupción pilarense a alguien independiente y capaz.

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