Consideraciones de un integrante del espacio de encuentro de vecinos, instituciones y organizaciones, PROPILAR, sobre la instalación de un bingo en el Complejo Village.
La empresa Bingo SA cumplió con todos los requisitos legales para que el proyecto sea aprobado. Pero los vecinos de Pilar tenemos el derecho de decidir qué entorno queremos para nosotros y nuestras familias.
Propilar no se opone a la instalación de un bingo pero sí a la toma de decisiones inconsultas. Máxime cuando quienes las toman han dejado de poseer la representatividad que podrían pretender enarbolar antes del domingo 24 de octubre. Y para confirmar tal pérdida de representatividad, el intendente Alberto Alberini expresó, en sus primeras declaraciones a la prensa (luego de conocida su derrota), que no impulsaría ni aprobaría ningún proyecto cuestionable, como sin dudas lo es éste.
Los concejales a favor del bingo pueden decir que su mandato finaliza el 10 de diciembre, y que por lo tanto nos representan hasta esa fecha. Pero luego de una derrota tan contundente, deberían entender que los ciudadanos de Pilar decidimos que se fueran, y si van a marcharse en diciembre es sólo por una cuestión formal. La voluntad popular no se expresó «a futuro» como si fuera un cheque de pago diferido con el 10 de diciembre como fecha de cobro. Sino que se expresó como un cheque a la fecha, al mismo 24 de octubre. La situación posee cierta analogía con el despido de un empleado de su trabajo: si bien el empleador puede optar por pagarle el tiempo de preaviso y cesarlo de manera inmediata, o bien de permitirle continuar trabajando durante la duración del preaviso, la inmensa mayoría de los empleadores elige la primera opción.
Y es que cuando alguien conoce el plazo de finalización de su contrato, llámese gerente, operario o concejal puede verse tentado a actuar de manera oportunista, porque le han quitado el incentivo de su continuidad.
A principios de año los vecinos debimos soportar el chantaje político de la pretendida construcción de una playa de estacionamiento subterránea para que con el canon que se iba a recaudar se pudieran repavimentar las calles del centro de Pilar.
Hace algo menos, el chantaje fue un complejo de oficinas a cambio de trabajo. Fue cuando el concejal José Molina (PJ) dijo que «se organizan grupos cómo Propilar... y nos han amenazado 35 mil veces que iban a ir a la justicia... dejémonos de joder (sic); acá Pilar necesita fuentes de trabajo y un montón de cosas que las inversiones privadas nos están dando...» (El Diario Regional, 27/2/99).
No está en el ánimo de ningún integrante de Propilar interferir la inversión privada. Sencillamente creemos que la participación constituye la esencia de nuestro sistema político. Y que las cosas no se resuelven mediante su ocultamiento o aprobación apresurada -como en los regímenes autoritarios- sino permitiendo su amplio conocimiento por los ciudadanos, para que de ellos, y no de sus presuntos tutores, emane el apoyo o la condena social.
En Propilar hablamos de planificación con participación. Intercambiamos experiencias utilizando un método socialmente abierto e ideológicamente pluralista. Por ello creo que no se puede gobernar a espaldas de los vecinos.
Aunque la aprobación del bingo no constituya un delito penal, espero que la condena social haga reflexionar a tanto concejal ignorante que anda suelto, feliz de creer que ocupa un lugar en la función pública para servirse de él, sin contraprestación ninguna a quienes le pagamos el sueldo y soportamos su soberbia.
Y confío en que Alberini honrará su palabra vetando la decisión del Concejo y permitiendo que sean las próximas autoridades las que resuelvan.
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