domingo, 12 de junio de 2005

Gallito de Veleta

A 18 MESES DE GOBIERNO

El comienzo de la gestión de Humberto Zúccaro estuvo inundado de gestos de apoyo a la “transversalidad” propuesta por el Presidente Kirchner. Los primeros ocupantes del organigrama comunal provenían de un amplio abanico partidario, encontrándose funcionarios oriundos del radicalismo, del frepaso y hasta del arismo de Carrió. Pero en el año y medio de gobierno que se acaba de cumplir, en el gabinete zuccarista hay espacio sólo para los “puros” (y también para algunos conversos).

Triste privilegio
Hace dos semanas atrás, El Diario Regional publicó en un suplemento especial gran cantidad de datos sobre inversión, salud, educación, etc. Claro que no toda la realidad de Pilar pudo verse reflejada allí. Por caso, nada decía el informe sobre el elevado índice de mortalidad infantil de nuestro distrito. Desde ya, no todo es responsabilidad del gobierno de Humberto Zúccaro pero —sin duda—, mucho de lo que nos pasa, pasa porque a nivel local carecemos de un plan estratégico integral. Haber destinado recursos eternamente escasos a reinaugurar los hospitales de Del Viso y de Presidente Derqui, teniendo en el distrito una veintena de centros de atención primaria —terminal obligada para la inmensa cantidad de pilarenses— que cierran de noche por falta de presupuesto (y que de día funcionan como pueden por igual motivo) no parece haber sido la decisión más oportuna. Máxime con un partido que ostenta el triste privilegio de superar el índice de mortalidad infantil provincial.

Municipio insalubre
El año pasado se sancionó una Ordenanza impulsada por el intendente Zúccaro que integraba a Pilar a la “Red de municipios saludables”. El primer punto de los postulados que se sostienen en la red es que el gobierno involucre a la comunidad en el diseño, implementación y control de las políticas públicas. Sin embargo, las medidas que se toman transita a contramano de lo que debería hacerse. Cuando en enero pasado se aprobó la instalación de 16 antenas de telefonía celular en lugares prohibidos, el jefe comunal defendió la medida y criticó a quienes nos opusimos acusándonos de “hacer política”. Pero gracias a que unos pocos “hicimos política”, el gobierno local y la empresa de telefonía celular tendrán que dar marcha atrás con varias de sus instalaciones. Si —como se hace en los “municipios saludables” en serio— se hubiera consultado primero a la comunidad, antes de legislar de acuerdo con as exigencias o necesidades de la empresa, ésta no tendría ahora que desarmar ninguna antena.

Marca de ganado
Primero, el intendente fue duhaldista “de la primera hora”; ahora —por esas cosas de la política— las huestes de Duhalde pueden terminar enfrentándolo junto al pattismo. ¿cómo se sentirán los peronistas que ayer vieron al jefe comunal abrazado con el ex presidente devaluador, el mismo a quien hoy le da la espalda?. ¿Es posible que le perdonen tanto oportunismo, tanto acomodarse como gallito de veleta para dónde sopla el viento?. Quizás sí, al menos en el corto plazo. Porque en época de partidos políticos degradados, poco le interesa a la mayoría de lo vecinos que Zúccaro tenga un concepto de lealtad tan singular. Ayuda a la indiferencia social el elevado presupuesto que el gobierno destina a los medios de prensa locales (unas diez veces más de lo que se gastaba en la gestión anterior); y también ayuda el manejo inmoral que realiza el intendente con los planes asistenciales; ¿cómo es posible que Zúccaro viole la dignidad de miles de beneficiarios de planes “jefes” y de empleados municipales obligándolos a lucir en sus pecheras —cual marca de ganado— su propio nombre?.

El intendente confunde su función de titular del departamento ejecutivo municipal con un cargo partidario, y así se lo ve en los diarios firmando solicitadas del partido justicialista con la leyenda “intendente” debajo de su nombre, o empapelando Pilar con afiches en los que se muestra junto a Kirchner, con el escudo del PJ a la izquierda y el escudo municipal a la derecha (¿quién los habrá pagado? ¿el gobierno municipal o el partido justicialista?).


Se aseguró que el escandaloso aumento de tasas impuesto desde el año pasado iría a financiar obras públicas, pero hoy vemos que las obras se financian mayoritariamente con dinero de la Provincia o hasta de la Nación, mientras que el aumento en la recaudación local se destina a alimentar una insaciable estructura municipal, que en un año y medio de gobierno incorporó a casi un millar de empleados.

En materia de seguridad, creó una superestructura a la que denominó “Patrulla Comunitaria”, y que estaba destinada a colaborar con el accionar policial; pero al poco tiempo, cuando la inseguridad se extendía sin tregua por el distrito, el gobierno minimizó los roles de la fuerza de seguridad comunal, que hoy es poco más que un cuerpo de agentes de tránsito.

La oposición en el Concejo denunció esta semana al gobierno por “malversación de caudales públicos”; y es que el dinero que se recibiría por la venta de calles a los countries tendría que haber sido depositado en una cuenta especial, pero la ordenanza que así lo establecía fue modificada, y en el decreto que finalmente firmó el intendente, nada se dice de la cuenta especial. Es evidente que Zúccaro nunca tuvo la intención de asegurar una operación transparente. Si hubiera querido garantizar que el dinero que ingresaría por la venta de calles públicas se utilizaría para hacer asfaltos, hubiera constituido un fondo fiduciario, porque nadie gasta peor que aquél que decide, como él, en qué gastar la plata de otros.

A un año y medio de gobierno, nada para festejar.

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