(EL DIARIO REGIONAL, 07/09/2005) "El Municipio y una ONG planifican el Pilar del futuro", tituló El Diario Regional su edición del miércoles pasado. Se refería al convenio firmado en abril entre la Comuna, el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC), y la Fundación Por Pilar, con el propósito de desarrollar un plan estratégico para nuestro Distrito.
Del dicho al hecho
No es una novedad que existe un abismo entre el discurso y la acción del intendente Humberto Zúccaro. Cuando cumplió un año de mandato, al preguntársele cómo se empezaba a planificar, respondió que le había encomendado la tarea a la Fundación Por Pilar pero que, para evitar que los empresarios sólo planifiquen buenos negocios para ellos, creía que había "que planificar junto a los representantes urbanos, industriales y también con las instituciones intermedias de las localidades", agregando que "deben participar las sociedades de comerciantes, el clero, sociedades de fomento...".
Los primeros —los desarrolladores urbanos— sí están planificando el distrito, y lo hacen prescindiendo casi hasta del propio gobierno. Pero en cambio la sociedad, a través de sus instituciones intermedias, nunca fue invitada a la mesa, y algunos de sus integrantes continúan creyendo que la planificación estratégica es —como la participación política— una cuestión reservada a personas iluminadas, con condiciones especiales, con "conducción".
Para Zúccaro, la planificación estratégica de Pilar es un proceso que debe responder a un modelo concebido desde las oficinas de algún desarrollador urbano. Se equivoca: la planificación es un asunto de todos. A la voluntad de los actores económicos, casi siempre enfocada en sus ganancias de corto plazo, el gobierno debe anteponer lo que se denomina "función social" de la ciudad, que se refiere a proyectarla de manera más equitativa, con menos desequilibrios.
Modelos para Importar
En un recuadro de la nota citada se mencionaba que el CIPPEC había ofrecido al gobierno local —como "caso de éxito"— el plan estratégico de Morón. Claro que allí el gobierno encabezado por Martín Sabbatella entendió la participación ciudadana de modo bien distinto. Por eso impulsó una ordenanza (entre otras muchas) de libre acceso a la información pública; al sancionarla, el presidente del deliberativo moronense señaló que ese "derecho de todos los ciudadanos y ciudadanas no puede estar sujeto a la voluntad política de los gobiernos".
El presidente de HCD pilarense también recibió en abril del año pasado una propuesta de ordenanza similar a la aprobada en Morón. Pero aunque las declaraciones oficiales de entonces fueron alentadoras, la realidad es que hoy el libre acceso a la información pública en Pilar sigue siendo una promesa incumplida.
Paradójicamente, una de las ONG convocadas para tratar la ordenanza en Morón fue el mismo CIPPEC. El año pasado, al ser consultados sobre la posibilidad de que apoyen el proyecto en Pilar, tal como lo hicieron en Morón, rechazaron el pedido argumentando que su función en nuestro distrito pasaba por otros temas. Temas que —como el análisis de la ordenanza tributaria y fiscal que realizaron en 2004— nunca fueron dados a conocer.
Planificación VIP
Poniendo un ejemplo reciente de cómo se entiende la planificación en algunos sectores de nuestra sociedad, "la mejor seguridad para un country es cuando tiene otro country al lado", expresó a FM Plaza un alto funcionario de la federación de clubes de campo. Resulta evidente que demasiadas veces, lo que es bueno para unos, es indudablemente malo para otros. Esto no encierra ningún juicio de valor: cada actor social buscará su propia conveniencia. Lo que sí encierra es falta de compromiso con una planificación balanceada, que se oriente hacia una ciudad con igualdad de oportunidades para todos sus integrantes.
Para corregir las asimetrías generadas, el Estado debe intervenir, estimulando la participación de las asociaciones intermedias, organizaciones no gubernamentales o "tercer sector", como se las ha dado en llamar. Los vecinos no debemos aceptar que se nos convoque sólo para votar y pagar impuestos. Pilar, como dice el eslogan zuccarista, es de todos, y todos tenemos el derecho —y el deber— de expresar cómo es la ciudad que queremos.
miércoles, 7 de septiembre de 2005
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