lunes, 9 de enero de 2006

Infelices fiestas

(EL DIARIO REGIONAL, 08/01/2006) Para muchos las fiestas son un tiempo de reencuentro con los afectos, de paz interior; pero para otros, esta es una hora de tremenda angustia por el porvenir: son las decenas de trabajadores municipales que recibieron su telegrama de despido; y para sentirse doblemente víctimas, escuchan las palabras del Jefe de Gabinete Osvaldo Pugliese, eterno explicador oficial de las sinrazones gubernamentales, diciendo a los cuatro vientos que el tema no es grave; "No será grave para él. Para mí, es como si me hubieran matado", podría ser la contestación de cualquiera de los "becarios" echados de la municipalidad, que recibían como toda remuneración menos de la mitad de lo que cuesta una canasta básica: cuatrocientos pesos.

Para preocuparse
Hace un año, la alcaldía festejó con fuegos artificiales un dudoso "déficit cero". Ahora los números ya no cierran tan bien, y han decidido empezar a ajustar. ¿Porqué no empezaron por "casa"?. Después de todo, el gasto de los cincuenta trabajadores despedidos representa menos del diez por ciento del gasto que presupuestó el Jefe de Gabinete para sí mismo, de manera que ahí sí habría mucho para ajustar. Por su parte, el titular del sindicato de trabajadores municipales Oscar Campofreda, dijo que los despidos "resultan preocupantes", pero anticipó que esperará hasta que el "compañero" intendente vuelva de sus vacaciones. Los trabajadores merecerían que el sindicato se ocupe ahora, y no que sólo se preocupe.

Reforma
Una de las justificaciones del jefe de gabinete a la decisión de despedir trabajadores, fue la necesidad de adecuarse al RAFAM (Reforma de la Administración Financiera en el Ámbito Municipal), objetivo que —según dijo— el gobierno tiene como meta para el 2007. Creo que Pugliese está desorientado: el modelo propuesto por el RAFAM no debe ser una finalidad en sí misma, sino que debería tratarse de un medio para alcanzar los objetivos del Plan Estratégico del distrito. El problema del gobierno no es que le sobre personal, sino que le falta el Plan Estratégico. Recién cuando lo tenga, podrá comunicarle sus objetivos a cada uno de los servidores públicos que emplea, para que les sirva de estímulo a su labor diaria; porque para saber que rumbo tomar, hay que saber primero adónde se quiere ir. Al haber incorporado a cientos y cientos de empleados y ahora despedir a varios de ellos, la gestión de Zúccaro se parece a Alicia en el País de las Maravillas, cuando la niña le pide al gato de Cheshire que le indique qué camino tiene que tomar: "Eso depende de a dónde quieras llegar", le responde el gato.

Intolerancia
Dijo Pugliese que el municipio no emplea a 2.600 personas (es cierto, son muchas más), y que quienes opinamos sobre la gestión municipal lo hacemos sin saber absolutamente nada. Su afirmación tiene una parte de verdad, y es que de lo mucho o poco que sabemos sobre asuntos públicos, prácticamente nada tiene como fuente de información al gobierno. El jefe de gabinete no debería molestarse con quienes no pensamos como él, porque esa actitud es propia de intolerantes. Debería preocuparse, sí, en brindar toda la información pública que debe.

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