A pesar de la baja marca térmica que indicaban los termómetros pilarenses, en las radios de la ciudad la mañana del viernes fue caliente en cruces sobre al sistema de salud pública.
Primero fue la Dra. Mirta Ortega Sanz, quien habló por FM Plaza (92.1 MHz) y luego por FM Estudio 2 (105.9 MHz), denunciando varias situaciones, algunas de vieja data, y otras actuales, como la por poco contenida renuncia de personal de neurología del Hospital Falcón. Luego fue el turno del propio Secretario de Salud, Jorge Del Rio, quien salió a desautorizar a la titular de la AMPAC, el gremio que en Pilar agrupa al personal de la salud pública del distrito.
Sobre el mediodía fue el turno de
“Hoy, en el año 2009, la carrera médico hospitalaria todavía no está funcionando, y los médicos cobran de acuerdo al grado de amistad o de “sumisión” que tengan”.
N de R: por ejemplo, una misma guardia puede pagarse 600, 800 ó 1200 pesos. La información sobre los valores que se pagan por guardia en el sistema público de salud, no son para nada públicos. ¿Dónde quedó el saludable principio de “igual paga por igual tarea”?
“La gente tiene que hacer cola para que la atiendan, o venirse hasta un hospital porque a las 6 de la tarde la salita de su barrio no atiende más. Del Rio no puede justificar las cosas que está justificando; se siguen gastando fortunas en el alquiler de un tomógrafo que no se sabe de quién es, o en el sistema de ambulancias, que es privado, y que sí se sabe de quien es pero tampoco se dice…”
“Eso de estar de los dos lados del mostrador, de ser el zorro y estar a cargo del gallinero, es peligroso siempre”.
“El Dr. Del Río tiene la Clínica San Marcos, y tiene la empresa ADN Medicals, una empresa privada vinculada al sistema de salud; eso no viola una ley, (sino que) viola cualquier principio ético. Esas cosas hay que denunciarlas, y tienen que terminarse; si tiene un poco de vergüenza, no puede ser secretario de salud” concluyó enfático el dos veces candidato a intendente.
Médicos vs Gobierno: la historia sinfín
El inicio del conflicto entre el Municipio y los médicos arrancó junto con la gestión de Humberto Zúccaro, que antes de decir buen día, dejó sin efecto la carrera profesional que estaba en funcionamiento. Así, luego de una de las primeras movilizaciones del personal de los hospitales en reclamo de ese y otros derechos, llegó —como única respuesta— el despido del traumatólogo Francisco Ramírez, de la pediatra Ana Heinrich, y de la Dra. Sonia Mera (“nunca más van a volver a trabajar en el sistema de salud público de Pilar” sentenció el intendente Zúccaro haciendo gala de una más que dudosa vocación de diálogo).
Hubo entonces una nueva marcha de los profesionales, contra la que, burdamente, el gobierno comunal organizó una “contramarcha” con algunos profesionales adeptos y decenas de “extras”.
Lo cierto es que el reclamo central por el que los médicos comenzaron y mantienen su lucha es la aplicación de la carrera médica hospitalaria, que les permitiría ser nombrados por concurso y tener una mejora salarial y curricular acorde con la tarea desempeñada.
Zúccaro mantuvo su negativa al pedido de reincorporación de los 3 médicos echados, y ordenó a un grupo de “notables” (así los llamó el propio intendente) crear una nueva “carrera médica hospitalaria” municipal, carrera que hasta hoy —y a pesar de los recurrentes anuncios oficiales— nunca terminó de ver la luz. Como broche de oro, los “notables” que la redactaron introdujeron en ella una función “taylor-made”*, la de “médico consultor” (algo así como una jubilación de privilegio municipal, que recibirán una vez retirados).
Qué es “taylor made” (Perfil.com)
Una licitación a medida lleva el nombre de taylor made, denominación que en inglés significa “traje hecho a medida”. Se trata de pliegos que contienen cláusulas que sólo puede cumplir uno de los oferentes, lo que deja fuera de competencia al resto, aunque esto no se haga de manera explícita. Con este mecanismo se evapora la esencia de una licitación, porque afecta el principio de la libre concurrencia, un ideal que se promueve para que haya competencia leal, y para que el Estado se garantice la mayor y mejor cantidad de ofertas.
Las licitaciones hechas a medida suelen ser una de las formas más utilizadas en obra pública, pero como en este caso se pueden trasladar a otros procesos de la administración estatal.
* * *
Porqué Zúccaro no supo “curar a Pilar”
A poco de haber asumido su primer mandato en diciembre de 2003, el Intendente Humberto Zúccaro (médico), decidió dividir al sistema de atención secundaria (hasta entonces circunscripto al hospital “Juan C. Sanguinetti” de Pilar) en tres: Hospital “Federico Falcón” de Del Viso, “Comodoro Meisner” en Derqui, y el existente “Juan C. Sanguinetti” de Pilar; asimismo, anunció que 2004 sería el "Año de la Salud", significando que todos los recursos públicos estarían focalizados en hacer realidad su slogan de campaña: "curar a Pilar"; y agregó que la incorporación de la comuna a
Cinco años después de las reformas, la salud pública sigue enferma, y lo único que logró el gobierno—por haber aumentado la cantidad de camas— es obtener más dinero de la coparticipación provincial. Claro que aquí, como se sabe, cantidad no implica calidad: los problemas de desinversión son los mismos que en las gestiones anteriores. Hay, incluso, quienes aseguran que antes estaban mejor: los médicos recibían parte del dinero proveniente de lo que se factura a las obras sociales, y se aplicaba la carrera médico hospitalaria; los vecinos contaban con 22 centros de atención primaria, prácticamente los mismos que hay hoy. Pero como ahora estos centros tienen menos médicos que antes, muchos deciden concurrir directamente al hospital en vez de ir a la sala de su barrio, desbordando un sistema que no alcanza a ofrecer respuestas.
El Hospital Central de Pilar, Juan Cirilo Sanguinetti, de agudos, no puede responder a patologías quirúrgicas de niños por no disponer de internación pediátrica ni sala de cuidados intensivos pediátrica, ni sala de recuperación pediátrica. En caso de operarse un niño, terminada la intervención se lo deriva de modo urgente al hospital Falcón de Del Viso, con lo cual el post-operatorio inmediato transcurre en una ambulancia, con el elevadísimo riesgo que ello implica para la vida del menor.
En la terapia intensiva los enfermeros no tienen “office” para comer, de modo que comen en el baño. Y como no hay sala de parto, se hacen partos en el consultorio de la guardia. Y tampoco hay suficientes especialistas en las guardias. En Pediatría, por ejemplo, es recordado el caso de un falso médico a quien los procesos de control de nuestro sistema de salud no pudieron detectar.
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