Que la inseguridad golpea día tras día sobre la geografía de nuestro País es algo que por recurrente ya casi dejó de ser noticia. Tampoco es noticia el desconcierto de los vecinos, que como en un trágico juego de dominó, ven caer literalmente a las víctimas de la inseguridad, deseando no ser ellos los próximos.
Es cierto que para reducir el delito hace falta que nos comprometamos todos, como afirmó el Gobernador Scioli anoche, al inaugurar el centro de monitoreo de Pilar. Lo que nadie dijo en ese escenario es que en la lucha contra el delito hay distintos grados de responsabilidad, y los funcionarios públicos, sea el gobernador, sea el Intendente, tienen una responsabilidad mucho mayor.
Pareciera que, o bien no tienen la voluntad de comprometerse, o piensan que es mejor no hacerlo. Me consta la inacción gubernamental, porque de manera formal he presentado una gran cantidad de propuestas para mejorar la seguridad, y sólo se atendieron algunas y en forma acotada; una de ellas fue pedirle al municipio que le exija a las empresas de colectivos que circulen toda la noche, y con una frecuencia adecuada. No se trata de “inventar la rueda”, sino simplemente, que el Intendente Humberto Zúccaro haga cumplir las ordenanzas que él mismo promulgó: desde 2005 convalidó jugosos aumentos de boleto, a cambio de que los colectivos funcionen toda la noche, y a horarios regulares. Cinco años después, los boletos son más caros, se redujeron las secciones, y algunas líneas dejan de funcionar apenas entrada la noche. De ahí a que existan más delitos contra las personas, hay un solo paso: si cualquiera de nosotros tiene que esperar la llegada de un colectivo durante 40 minutos (y cualquiera que utilice colectivos en Pilar sabe que esto es así), estará expuesto a un riesgo mucho mayor de ser víctima de la inseguridad, que si tuviera que aguardar, por caso, unos 15 minutos. En este punto no hay responsabilidad de la Provincia ni de la Nación ; es la Municipalidad Del Pilar quien tiene a su cargo la concesión y control de las líneas de colectivos locales (las “500”: 501, 510, 507, etc.). Sólo se necesita “voluntad política”, que parece ser un bien más bien escaso cuando se trata de implementar acciones efectivas.
Ahora aseguran que las cámaras son muy efectivas. Desde ya que lo son. Pero también lo eran en 2006, cuando algunas entidades intermedias le pidieron al jefe comunal que las instale, y el médico los subestimó insinuando que la propuesta era “una payasada”.
No importa ya saber cuantos crímenes se hubieran evitado si las cámaras se hubieran comenzado a instalar hace 4 años, y si las condiciones del espacio público fueran otras, con buena iluminación, baldíos desmalezados, veredas en condiciones… y colectivos funcionando, pero importa actuar ahora para frenar este dominó mortal.
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