Nuestro país tiene el triste privilegio de encabezar muchos de los rankings relacionados con accidentes viales. Los factores que los producen se clasifican en fallas humanas, y en problemas en la infraestructura vial. No es el propósito de estas líneas detallar la cantidad y gravedad de fallas o imprudencias humanas que se encuentran presentes en la mayoría de los accidentes de tránsito: velocidad inadecuada, invasión del carril contrario, maniobras abruptas, etc. Sí me interesa detenerme en los problemas de infraestructura vial.
En particular, este análisis se refiere al cruce de la ex Ruta 8 y la Ruta Provincial 26, en Del Viso. Allí existió —durante décadas— una rotonda que ordenaba los flujos vehiculares mediante una calzada circular en la que los automóviles ingresaban tangencialmente para tomar su camino (imagen de la izquierda de la foto satelital, año 2006). Sin embargo, hace algunos años, se repavimentó la Ruta 26, y junto con esa obra, se realizaron modificaciones en la intersección: lo que era una rotonda, se transformó en un cruce, y lo que antes era un riesgo grande para el tránsito, se transformó en un riesgo aún mayor (imagen de la derecha de la foto satelital, año 2011).
Los bomberos de Del Viso saben de qué hablo: para ellos es casi una rutina asistir a ese cruce, al auxilio de víctimas de algún accidente. Como el que ayer se cobró la vida de Hernán, un joven de apenas 21 años, cuando fue embestido por un colectivo. Los choques que se pueden producir entre vehículos que ingresan o circulan por una rotonda suelen ser menores, porque los autos se embisten de manera colineal, o tangencial; en cambio, si los vehículos se encuentran circulando por vías perpendiculares, como sucede ahora, la tragedia es casi inevitable.
“Roban, pero hacen”, reza un viejo adagio forjado en la sabiduría popular argentina. No creo que la repavimentación de la ruta delvisense sea ejemplo de esa afirmación tan nefasta, pero sí creo que quien “hace” con recursos públicos, desde su función de gobierno, tiene la obligación de hacerlo bien. Y si por cualquier circunstancia algo no está bien, debe ser subsanado. La intersección de la ex Ruta 8 y la Ruta 26 está mal hecha: Hernán Martín Lualdi, 21 años, domiciliado en Tortuguitas, lo demostró con su vida.
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