sábado, 4 de abril de 2020

Esperanza


Me siento esperanzado al pensar que la pandemia de coronavirus, nos ayudará –poco a poco- a cerrar la grieta. A acercarnos entre argentinos. A darnos otra oportunidad.

Mi comentario no tiene ninguna “prueba” científica que lo avale. Es solo la mirada de alguien que observa desde hace décadas los amores y odios que nos profesamos, como sociedad, los argentinos.

Cualquiera podría cuestionar mi percepción a la luz de lo que se “vive” en las redes sociales. Allí, compiten tendencias tan extremistas como antagónicas, como el #AlbertoLosMandasteAMorir (hashtag generado por el riesgo de contagio de los jubilados que el pasado viernes fueron a cobrar su jubilación), junto al #TodosConAlberto (el hashtag de respuesta de los simpatizantes de Alberto Fernández a quienes critican al presidente de la Nación por las colas de jubilados en los bancos).

Estas “tendencias” como se las llama en la red social Twitter, se establecen de acuerdo a la cantidad de usuarios/cuentas que en determinado momento están tuiteando con ese “hashtag”. Y aunque en nuestro país las redes “atrapan” a más de 30 millones de argentinos (76% de la población utiliza al menos una red social, según datos de enero de 2020 de la canadiense Hootsuite), un hashtag se puede transformar en tendencia con sólo unos pocos miles de tuits.

Por suerte, en el mundo virtual (como en el real) no todo es igual, y mientras redes como Facebook o WhatsApp muestran comportamientos más o menos cercanos a los que las personas podríamos expresar en el trato “cara a cara”, otras como Twitter vuelcan muchas veces los comportamientos más bajos de la condición humana.

Hecha esa diferenciación en el mundo virtual, mi esperanza se basa en notar tanto en el trato personal, como a través de redes sociales como Facebook o WhatsApp, que a medida que pasan los días los argentinos nos estamos volviendo más tolerantes, más comprensivos, más empáticos.

Desde luego que siempre habrá quienes exacerben sus odios en la calle, o a través de las redes sociales. Pero quizás ahora, los abanderados de la grieta vayan perdiendo terreno, y pasen a ganar por goleada los argentinos que queremos un país unido, en el que sepamos mantener y aprovechar nuestras miradas diversas para lograr construir un lugar en el existan oportunidades para todos de alcanzar finalmente una vida digna. Para todos.


Como “bonus track”, les comparto el siguiente poema

Esperanza, de Alexis Valdés

Cuando la tormenta pase
y se amansen los caminos,
y seamos sobrevivientes
de un naufragio colectivo.
Con el corazón lloroso
y el destino bendecido
nos sentiremos dichosos
tan sólo por estar vivos.
Y le daremos un abrazo
al primer desconocido
y alabaremos la suerte
de conservar un amigo.
Y entonces recordaremos
todo aquello que perdimos
de una vez aprenderemos
todo lo que no aprendimos.
Y no tendremos envidia
pues todos habrán sufrido.
Y no tendremos desidia
Seremos más compasivos.
Valdrá más lo que es de todos,
que lo jamás conseguido.
Seremos más generosos,
y mucho más comprometidos.
Entenderemos lo frágil
que significa estar vivos.
Sudaremos empatía
por quien está y quien se ha ido.
Extrañaremos al viejo
que pedía un peso en el mercado,
que no supimos su nombre
y siempre estuvo a tu lado.
Y quizás el viejo pobre
era tu Dios disfrazado.
Nunca preguntaste el nombre
porque estabas apurado.
Y todo será un milagro
y todo será un legado.
Y se respetará la vida,
la vida que hemos ganado.
Cuando la tormenta pase
te pido Dios, apenado,
que nos devuelvas mejores,
como nos habías soñado.

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