domingo, 6 de noviembre de 2005

El culpable es el chancho?

(EL DIARIO REGIONAL, 06/11/2005) Esta semana se dio a conocer un hecho gravísimo: en el municipo existiría un circuito ilegal para borrar deudas de tasas fiscales, presunción que derivó en una denuncia penal presentada por el gobierno de Humberto Zúccaro, y que ahora la Justicia investiga.

Esto parece significar que alguien, mediante alguna compensación, obtenía una rebaja o eliminación de su deuda municipal. En términos penales, sería un fraude en perjuicio de la administración pública municipal.

Sin embargo, para el Jefe de Gabinete Osvaldo Pugliese, “estas irregularidades administrativas que tienen que ver con la baja de tasas por diversos mecanismos, para nosotros... configuran la presunción –no la certeza- de la comisión de algún delito”.
El Jefe de Gabinete, vocero de facto cuando las papas queman, dijo que “el sistema funciona, [porque] detecta rápidamente este tipo de irregularidades”.

Pero su aclaración posterior dejó demasiadas dudas en cuanto al sentido de rapidez del funcionario: “...estos grupos que estaban... que existieron siempre en la Municipalidad Del Pilar, han comenzado... habían comenzado a 'activar' (sic) en la Municipalidad de Pilar, estamos determinando desde cuándo han comenzado a 'activar' en la Municipalidad Del Pilar, pero rápidamente hemos detectado estas irregularidades, bueno, ahora quedará en poder de la fiscalía la búsqueda de responsabilidades...estamos en presencia de un hecho que desde hace muchos años se conoce y tiene ciclos de activación, y que para nosotros es un tema estructural en Pilar...”

Lo barato sale caro
El Diario Regional del viernes dijo que el caso se detectó gracias al traspaso de los sistemas informáticos y administrativos de la UTE Tecsa (encargada del cobro de tasas durante la gestión del ex intendente Bivort) a la administración actual. Sin embargo, durante los años de actuación de la UTE no se conoció un sólo caso de cobranzas “irregulares”, quizás porque el software que utilizaba la empresa privada permitía cumplir con los dos requisitos básicos de los registros contables: inalterabilidad (que no se pueda modificar el contenido) y verificabilidad (que se puedan reconstruir las operaciones).

A la luz de lo sucedido, parecería que el sistema informático que se utiliza hoy en la municipalidad es más barato en términos de costos, pero no cumple con estas elementales premisas.
Y el cambio de sistema fue decidido por el Secretario de Hacienda.

Un poco de historia
En junio del año pasado, Ondarza aseguró que (a principios de 2004) luego de emitir las boletas de las tasas municipales, se presentaron numerosos reclamos, especialmente por las liquidaciones practicadas a parcelas de grandes superficies; y que del análisis de esos reclamos, observaron que los montos crecían de manera exponencial, por lo que resolvieron disminuir el valor a tributar por metro cuadrado. Me pregunto cómo implementaron esa disminución; el sistema informático, ¿permite auditar las operaciones mediante las cuales se modifican los registros de las bases de datos, o los parámetros de cálculo?; porque si así fuera, no habrá que investigar demasiado para llegar a los responsables materiales del supuesto ilícito. Bastaría con mirar esos registros.

Pero si esa posibilidad no existe, habrá que comenzar a mirar para arriba, hacia los responsables de haber escogido un sistema demasiado “vulnerable”.

En la conferencia de prensa, Ondarza dijo: “...nosotros venimos haciendo cruces de información pero no en forma exhaustiva ni a fondo como fue este caso”. Deberían haberlos hecho.

Dice la ley penal que “el delito omisivo consiste siempre en la omisión de una determinada acción que el sujeto tenía obligación de realizar y que podía realizar”. Ahora bien, el Secretario de Hacienda ¿no debió controlar “a fondo”? ¿cumplió eficazmente con su función de fiscalizar las operaciones de su área?.

Si todo se aclara y los eventuales responsables terminan identificados y condenados, tendremos un final feliz, pero si de todo esto resultaran pérdidas millonarias ¿quién se hará cargo?

domingo, 23 de octubre de 2005

A quien voy a votar

(EL DIARIO REGIONAL, 23/10/2005) Con su voto, hoy usted tiene la posibilidad de decidir quiénes reemplazarán a los 10 ediles que en diciembre dejarán sus bancas en el Concejo Deliberante. De la veintena de boletas de candidatos a concejales que encontrará en el cuarto oscuro, su propia voluntad determinará finalmente los nombres de los reemplazantes.

Pero, ¿cómo elegir una boleta entre tantas, si hasta los nombres de los candidatos pueden resultarnos absolutamente desconocidos? ¿si en el mejor de los casos, quizás los vimos en algún pasacalle, o en algún fugaz aviso televisivo?
Bueno, me pasa lo mismo que a usted, así que preste atención: le voy a comentar algunas ideas que son las que aplicaré para decidir mi voto.

Acompañar
Con lo poco o mucho que les escuché decir a los candidatos durante la campaña, haré el primer tamizado: descartaré a quienes hablaron de "acompañar" el proyecto de tal o cual político, sin mencionar ninguna propuesta; los concejales no deben ser figuras decorativas, sino protagonistas de los cambios que los habitantes de Pilar necesitamos; porque para "acompañar", sería mejor que no lleguen a un lugar en el que por definición deberán "deliberar", es decir, ahondar en los pros y contras de cada decisión.

Por votar a quienes hablaban de "acompañar", tenemos concejales que aprobaron la venta de calles públicas a valores vergonzosos; que "solucionaron" el problema de los boliches y bailantas en el centro de Pilar sancionando una Ordenanza que le trasladó el problema a los vecinos de la Ruta 8; que "arreglaron" el problema del transporte colectivo autorizando a aumentar el boleto a las mismas empresas de siempre; que cajonearon un proyecto de ordenanza de acceso a la información pública, fundamental para prevenir hechos de corrupción; que autorizaron el incomprensible aumento de tarifas de Sudamericana de Aguas, quizás a cambio de que la concesionaria vuelva a aportar dinero para el próximo Congreso de Parlamentos Municipales (aclaración: nunca se hizo la rendición de cuentas del que en 2004 organizaron dos concejales que hoy integran una de las listas).

Propuestas partidarias
De los pocos candidatos que vayan quedando, dividiré entre quiénes encarnan propuestas partidarias consistentes, y quienes en cambio representan sólo sus propias propuestas personales. Me quedaré con los del primer grupo, porque los candidatos que pertenecen a un partido político o a una agrupación vecinal —siempre que posean mecanismos de "democracia interna"— garantizan cierta previsibilidad en sus posturas, porque ellas reflejarán las posiciones de sus partidos. En cambio, votar por quienes integran una lista con propuestas "difusas", conlleva un riesgo mayor: salvo que usted conozca personalmente al candidato, nunca sabrá de antemano si una vez en el concejo, el señor o señora concejal defenderá tales o cuales valores ideológicos, o si sólo luchó por llegar a ese lugar para defender su fuente laboral.

Mencioné lo de "propuestas partidarias consistentes" para marcar una diferencia con aquellas propuestas "gelatinosas", que varían según el humor de la opinión pública. No me convencen aquellos que ahora que son candidatos hablan de participación porque queda bien, pero que hicieron y harán lo imposible para que el Concejo siga siendo una institución de puertas cerradas. Los verdaderos dirigentes son los que mejor encarnan cierta voluntad colectiva, y no los que "actúan" sus posiciones según les convenga.

Festejo
Si usted, estimado lector, siguió mi razonamiento, y vota en consecuencia, es posible que esta noche, cuando se realice el escrutinio, podamos festejar el nacimiento de un Concejo Deliberante renovado, que mejore con sus propuestas el "Pilar para todos", y que ejerza eficazmente su función de contralor. Un Concejo del que cualquier ciudadano quiera ser parte, y no uno que avergüenza porque se lo relaciona con la corrupción y la falta de ideas.

miércoles, 5 de octubre de 2005

Informarse mejor

Durante el debate de Fedepil del lunes, el Concejal oficialista Carlos Olivera criticó a los candidatos de la oposición presentes, sentenciando que "hay que informarse mejor antes de hablar".

Si el cuerpo que él integra hubiera aprobado el proyecto de Ordenanza de libre acceso a la información pública presentado por Propilar hace más de un año, la crítica hacia el resto de los candidatos tendría más sentido.

Pero la descalificación a la oposición formulada por el Concejal zuccarista, basada en la falta de un recurso —la información pública— hoy monopolizado por el gobierno, no es totalmente válida.
Puede que algunos candidatos desconocieran temas sabidos inclusive por el público asistente, pero aun para el periodismo, demasiadas veces las "puertas abiertas" no lo están tanto.

La transparencia y la credibilidad de las instituciones públicas estimula la participación de la ciudadanía en los asuntos públicos. Es necesario avanzar en dos frentes: por un lado en el legislativo, aprobando la Ordenanza que consagre el derecho de acceso a la información pública; por el otro, en "traducir" ese derecho a la sociedad, de tal modo de explicar a todos (personas, organizaciones de la sociedad civil, medios de comunicación, empresas, etc.) cómo el acceso a la información puede marcar una diferencia a la hora de tomar una decisión en cuestiones públicas y de la vida diaria.

En Pilar, la sociedad civil ha avanzado mucho: en abril del año pasado Propilar lo hizo en el primer frente, presentando un proyecto de Ordenanza de libre acceso a la información. Y el lunes, Fedepil avanzó en el segundo frente: los debates de candidatos sirven para tomar conciencia de que la Democracia participativa requiere del acceso a la información pública. Sin embargo, sigue faltando el marco normativo: ahora la pelota está en el campo del gobierno.

Sin información pública accesible, los gobernantes podrán descalificar por "desinformados" a quienes piensen distinto, pero perderán irremediablemente la riqueza de construir una sociedad inclusiva, para todas y todos.

miércoles, 7 de septiembre de 2005

El Pilar del presente

(EL DIARIO REGIONAL, 07/09/2005) "El Municipio y una ONG planifican el Pilar del futuro", tituló El Diario Regional su edición del miércoles pasado. Se refería al convenio firmado en abril entre la Comuna, el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC), y la Fundación Por Pilar, con el propósito de desarrollar un plan estratégico para nuestro Distrito.

Del dicho al hecho
No es una novedad que existe un abismo entre el discurso y la acción del intendente Humberto Zúccaro. Cuando cumplió un año de mandato, al preguntársele cómo se empezaba a planificar, respondió que le había encomendado la tarea a la Fundación Por Pilar pero que, para evitar que los empresarios sólo planifiquen buenos negocios para ellos, creía que había "que planificar junto a los representantes urbanos, industriales y también con las instituciones intermedias de las localidades", agregando que "deben participar las sociedades de comerciantes, el clero, sociedades de fomento...".

Los primeros —los desarrolladores urbanos— sí están planificando el distrito, y lo hacen prescindiendo casi hasta del propio gobierno. Pero en cambio la sociedad, a través de sus instituciones intermedias, nunca fue invitada a la mesa, y algunos de sus integrantes continúan creyendo que la planificación estratégica es —como la participación política— una cuestión reservada a personas iluminadas, con condiciones especiales, con "conducción".

Para Zúccaro, la planificación estratégica de Pilar es un proceso que debe responder a un modelo concebido desde las oficinas de algún desarrollador urbano. Se equivoca: la planificación es un asunto de todos. A la voluntad de los actores económicos, casi siempre enfocada en sus ganancias de corto plazo, el gobierno debe anteponer lo que se denomina "función social" de la ciudad, que se refiere a proyectarla de manera más equitativa, con menos desequilibrios.

Modelos para Importar
En un recuadro de la nota citada se mencionaba que el CIPPEC había ofrecido al gobierno local —como "caso de éxito"— el plan estratégico de Morón. Claro que allí el gobierno encabezado por Martín Sabbatella entendió la participación ciudadana de modo bien distinto. Por eso impulsó una ordenanza (entre otras muchas) de libre acceso a la información pública; al sancionarla, el presidente del deliberativo moronense señaló que ese "derecho de todos los ciudadanos y ciudadanas no puede estar sujeto a la voluntad política de los gobiernos".

El presidente de HCD pilarense también recibió en abril del año pasado una propuesta de ordenanza similar a la aprobada en Morón. Pero aunque las declaraciones oficiales de entonces fueron alentadoras, la realidad es que hoy el libre acceso a la información pública en Pilar sigue siendo una promesa incumplida.

Paradójicamente, una de las ONG convocadas para tratar la ordenanza en Morón fue el mismo CIPPEC. El año pasado, al ser consultados sobre la posibilidad de que apoyen el proyecto en Pilar, tal como lo hicieron en Morón, rechazaron el pedido argumentando que su función en nuestro distrito pasaba por otros temas. Temas que —como el análisis de la ordenanza tributaria y fiscal que realizaron en 2004— nunca fueron dados a conocer.

Planificación VIP
Poniendo un ejemplo reciente de cómo se entiende la planificación en algunos sectores de nuestra sociedad, "la mejor seguridad para un country es cuando tiene otro country al lado", expresó a FM Plaza un alto funcionario de la federación de clubes de campo. Resulta evidente que demasiadas veces, lo que es bueno para unos, es indudablemente malo para otros. Esto no encierra ningún juicio de valor: cada actor social buscará su propia conveniencia. Lo que sí encierra es falta de compromiso con una planificación balanceada, que se oriente hacia una ciudad con igualdad de oportunidades para todos sus integrantes.

Para corregir las asimetrías generadas, el Estado debe intervenir, estimulando la participación de las asociaciones intermedias, organizaciones no gubernamentales o "tercer sector", como se las ha dado en llamar. Los vecinos no debemos aceptar que se nos convoque sólo para votar y pagar impuestos. Pilar, como dice el eslogan zuccarista, es de todos, y todos tenemos el derecho —y el deber— de expresar cómo es la ciudad que queremos.

sábado, 3 de septiembre de 2005

Seguí participando!

(PILAR DE TODOS, 03/10/2005) Esta semana el gobierno local anticipó que en marco del convenio firmado en abril pasado entre la Comuna, el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC) y la Fundación Por Pilar, estas ONG’s planifican estratégicamente el “Pilar del futuro”.

Ya en diciembre de 2004, el intendente Humberto Zúccaro reconoció que le había encomendado la tarea de planificar el distrito a la Fundación Por Pilar, pero que, para evitar que los empresarios sólo planifiquen buenos negocios para ellos, creía que “deben participar las sociedades de comerciantes, el clero, sociedades de fomento...”.

Esta prometida participación comunitaria nunca se dio. Claro que no todo es culpa del gobierno local: muchas veces los dirigentes de la sociedad civil se sientan a esperar que los vecinos se acerquen a participar en entidades del “tercer sector”, cuando lo que deberían tratar de hacer, es participar ellos —a través de las instituciones que representan— en las cosas que preocupan a los vecinos.

En un reciente encuentro municipal con ONG’s, se mencionó la posibilidad de avanzar en la implementación del presupuesto participativo, una herramienta de gestión probada que, junto con el libre acceso a la información, cosecha éxitos en muchísimas ciudades de nuestro país y del mundo; sin embargo, cuando la prensa requirió precisiones sobre la iniciativa, el jefe de gabinete relativizó los dichos del jefe comunal, de modo que una vez más, discurso y acción marchan separados en el gobierno. Muy separados.

También se supo que entre los “casos de éxito” que el CIPPEC y la Fundación Por Pilar le acercaron a Zúccaro, estaba el Plan Estratégico del Municipio de Morón. Lo que nunca se dijo, es que allí, junto con el plan estratégico, se impulsaron muchas otras iniciativas —como el libre acceso a la información pública—, que de no aplicarse de manera simultánea, recortan la propuesta de planeamiento hasta convertirla en poco más que un discurso de campaña, sin ninguna trascendencia para la vida de los vecinos.


En toda ciudad hay actividades especulativas y productivas que hacen más dependientes y vulnerables al “Pilar del futuro” y que por lo tanto deberían ser sustituidas o desalentadas, mientras que otras actividades, social y ecológicamente beneficiosas, deberían ser mantenidas o incrementadas. Es decir, tendríamos que elaborar modelos de transición hacia un distrito más sustentable más sustentables, re-equilibrando sectores productivos y de servicios, consumiendo menos energía, reciclando, etc. A largo plazo, ciudades socialmente muy conflictivas (con fuertes presencias delictivas, etc.) y ecológicamente insalubres (mala calidad del habitat/habitar), tampoco reciben inversiones internacionales. Por lo que plantearse la economía sin tener en cuenta los problemas ecológicos y sociales, sí que es una apuesta arriesgada y un tanto ilusoria.

La planificación estratégica puede estar impulsada desde actores sociales muy diversos y con intereses incluso antagónicos. Lo que es necesario es que se dejen de lado aquellos aspectos que puedan resultar más desintegradores y excluyentes.
Por caso, plantear que cada localidad podría tener en el futuro la posibilidad de administrar una parte del dinero que en ella se recaude, es una política que lejos de mejorar la vida de los vecinos, no hará más que aumentar las desigualdades entre localidades “ricas” y “pobres” por una desigual inversión pública. Los lugares con menor desarrollo, como Presidente Derqui o Manuel Alberti, con posibilidades de recaudación limitadas, tendrán dificultades para financiar su desarrollo local. Si no existen mecanismos de redistribución financiera territorial a través del presupuesto municipal, la tendencia será hacia un mayor desequilibro territorial y hacia procesos de desarrollo “egoístas”. Evitarlo es y será tarea de todos.

El libre acceso a la información pública
Hace algunos meses, el Concejo Deliberante de Morón aprobó una ordenanza de libre acceso a la información pública; la sesión especial se realizó —todo un símbolo— en una escuela. El presidente de Concejo Deliberante de Morón señaló entonces que “resulta de vital importancia normar y facilitar los mecanismos de acceso a la información pública ya que este derecho de todos los ciudadanos y ciudadanas no puede estar sujeto a la voluntad política de los gobiernos”. En Pilar, el presidente del cuerpo legislativo recibió una propuesta similar en abril de 2004, y si bien sus declaraciones de entonces fueron promisorias, la realidad es que el libre acceso a la información pública en nuestro distrito sigue siendo sólo una propuesta que no encontró eco en los ediles, ocupados eternamente en cuestiones más trascendentales, como son los congresos latinoamericanos de concejales, ya sea que participen como anfitriones (como el año pasado) o como invitados (como este año).Para tratar la ordenanza, el Municipio de Morón realizó una amplia convocatoria a las organizaciones de la sociedad civil para que formen parte —a través del proceso de Elaboración Participativa de Normas— de la confección del proyecto. Las organizaciones participantes fueron el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC), la Fundación Poder Ciudadano, la Asociación por los Derechos Civiles, el Colegios de Abogados de Morón, la Sociedad de Fomento Primera Junta, la Sociedad de Fomento 10 de Agosto, el Centro de Jubilados y Pensionados Alas Argentinas de El Palomar, la Unión de Centro de Jubilados y Pensionados del Oeste Bonaerense (UCEJOB) y el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS).

miércoles, 31 de agosto de 2005

Las patas de la mentira

Durante 2003, por cada 100 pesos que ingresaron a las arcas municipales, el gobierno de Sergio Bivort destinó apenas 26 a pagar a sus funcionarios y al personal municipal. El año pasado, en cambio, Humberto Zúccaro destinó 37 pesos por cada cien. Además, lo que gastó en personal fue de casi 10 millones de pesos más que su antecesor.

Mas allá del gasto global, se sabe que la cantidad de funcionarios (con cargos de Directores y superiores) aumentó por encima del doble, y que los sueldos de los “nuevos” son sensiblemente superiores a los de los funcionarios “viejos”.
Nada se cumple con respecto a las normas que pretendían dotar de transparencia y equidad a la cuestión del empleo municipal, como son el ingreso por concurso público, o la ordenanza 240/01 por la cual los empleados contratados no pueden tener un sueldo distinto ni superior al que recibe un empleado de carrera por la misma función.

Aunque para el Secretario de Hacienda, Daniel Ondarza, el presupuesto sea un simple formalismo, para el resto del mundo los presupuestos son instrumentos que permiten medir rendimientos, toda vez que los mismos determinan objetivos fijados. Claro que si los objetivos no existen, no es de extrañar que el presupuesto sea —en palabras del Secretario— “un simple formalismo”. Si en cambio se establecieran, como en cualquier gobierno “de puertas abiertas” en serio, objetivos y metas presupuestarias, la magnitud de las desviaciones indicaría la eficiencia o ineficiencia de la gestión municipal.

Si lo que recibía Humberto Zúccaro en diciembre de 2003 era una “pesada herencia”, como aseguró entonces ¿cómo es posible que no haya tomado una sola medida de austeridad? ¿cómo pudo desviarse de manera tan grosera de su promesa de destinar el aumento en la recaudación a financiar obras?. Observemos que en el rubro “gastos en bienes y servicios” se gastaron casi cinco millones menos que en 2003.

El porcentaje de gastos destinado a personal se elevó del 26 a 37%. Al intendente se lo vio satisfecho por no superar el tope del 40% impuesto por una ordenanza que él mismo aprobó en 2001. Pero por cada punto porcentual de mayor gasto en personal, se dejan de construir más de 10 cuadras de asfalto al año, que dentro de 30 meses, cuando Zúccaro finalice su mandato, hubieran representado accesos pavimentados para muchos de los barrios del partido.

Brindar información es una obligación para cualquier gobierno, aunque no se pida; pero si efectivamente se pide que se brinde (como se pidió por nota en el caso de esta rendición), la obligación es inexcusable. Sin embargo, para la gestión de Humberto Zúccaro, el secreto es la regla, y brindar información es la excepción. Y como advirtió el editor del Washington Post durante la revelación del Watergate (que terminó con la renuncia de Nixon a la presidencia de Estados Unidos), “no brindar la información cuando se la tiene es como no decir la verdad”.

viernes, 15 de julio de 2005

Lo que hay que tener

“No todos tienen lo que hay que tener”, dijo Hilda “Chiche” Duhalde refiriéndose a Humberto Zúccaro, y cuestionándole que éste le habría pedido que ella no estuviera presente en un acto en nuestro distrito junto al Gobernador, para evitarle una situación incómoda al jefe comunal.

No interesa analizar aquí el grado de hombría que la señora de Duhalde le asigna a Zúccaro: si hay algo que la mayoría de los pilarenses le reconocemos al doctor es su permanente actitud de mostrarse “poniendo el pecho a las balas”. Y por la crítica grosera que le regaló “Chiche”, nadie debería preocuparse; después de todo, es más razonable aceptar que en Pilar sea Zúccaro quien decida con qué oradores comparte los escenarios, que coincidir con la señora Hilda González en que el intendente deba ser un anfitrión “pintado”, que reciba a cuanto político en campaña ande necesitando tribuna para mostrarse; más aún, no es precisamente el Gobernador Felipe Solá quien será candidato en las elecciones de octubre, de modo que la crítica de la candidata a senadora nacional —que sí está en campaña— no es más que eso: una vulgar agresión de campaña.

¿Porqué Chiche eligió ese hecho anecdótico para descalificar a Zúccaro? ¿El intendente no tiene acaso, flancos más vulnerables que su deslealtad con Duhalde, quien hasta ayer fue su líder político? Claro que sí, el problema radica en que al pretender inventariar las debilidades del jefe comunal, autoproclamado miembro de la “mesa chica” del Presidente, la candidata del PJ se vería a sí misma reflejada en un espejo.

El peronismo —como la mayoría de los partidos políticos— es hoy un rejunte de supuestos dirigentes con escasa representación. Las prácticas de democracia interna son proclamadas por todos, pero casi nunca se aplican. Los políticos han encontrado la forma de esquivar cada intento de reforma política seria. Gambetearon el “que se vayan todos” del verano de 2002 mejor que el Diego a los ingleses en el Mundial ’86. Hoy todos están de vuelta.

Ahí lo tenemos a un renovado Zúccaro, doce años concejal y hoy intendente, junto a sus compañeros de ruta de siempre. ¿Y la renovación política de la que hablaban?. En 1997, Duhalde sostenía que "hoy tenemos dos veredas; por una transitan casi todos los partidos desgastados y faltos de credibilidad; por la otra,
las buenas gestiones de Gobierno". En 2005, todos se han pasado a la “vereda del sol”.

Ahora, ya en campaña, se lo ve a toda hora —incluso a la mañana— por televisión, de inauguración en inauguración. No se trata de cuestionar la publicidad destinada a informar, ya que eso constituye una obligación de todo gobierno; pero si se utiliza dinero de todos para mostrar durante horas inauguraciones que ocurrieron hace ocho meses, resulta preocupante.

Lo que hay que tener para ser buen intendente, no es lo que sugirió Chiche, primero porque eso lo tenemos naturalmente todos los hombres, y segundo porque su afirmación atenta contra el derecho de las mujeres a ser elegidas.

Lo que sí hay que tener —además de capacidad de gestión— es un comportamiento democrático, participativo y transparente.


Nota del Autor: por si a algún funcionario se le cae la idea de contrarrestar esta crítica diciendo que hay que proponer en lugar de denunciar, me anticipo a ella, sugiriéndole que revise las propuestas de ordenanzas de publicidad oficial que efectuamos hace tiempo, y que —como era de esperar— duermen en algún cajón del Concejo Deliberante.

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