(PILAR DE TODOS) Durante la campaña electoral del año pasado, todos los candidatos a intendente se cansaron de asegurar a sus descreídos interlocutores que de llegar a ganar, harían un "gobierno de puertas abiertas"y que impulsarían con ahínco la participación de la comunidad.
Con el triunfo de Humberto Zúccaro, en febrero de este año el gobierno firmó un acuerdo con la Subsecretaría de Asuntos Municipales del gobierno provincial para "mejorar la calidad de gestión" local. Con el mismo propósito, Zúccaro suscribió tambien sendos convenios con las fundaciones Grupo Innova y Cippec, ambas de reconocido prestigio en el orden nacional por elaborar estudios y propuestas vinculadas a la transparencia y a las políticas públicas.
Por aquél entonces, el intendente también impulsó la creación de una oficina anticorrupción, que controlaría el funcionamiento del ejecutivo comunal.
Me resultaba inexplicable que nada de lo anunciado con bombos y platillos hubiera avanzado demasiado, por no decir nada. Por poner un ejemplo, el proyecto de ordenanza de acceso a la información que la organización no gubernamental ProPilar presentó ante el intendente y ante el Concejo Deliberante en abril, aún se encuentra durmiendo el sueño de los justos (que en el criollo que se habla en el HCD, se dice "cajoneado").
Para mi fortuna, el jueves pasado a la noche escuché al Jefe de Gabinete local en una entrevista televisiva, y mi pregunta encontró su respuesta: hablando de la pelea entre el oficialismo y el pattismo, dijo (y se respondió) Osvaldo Pugliese "¿qué es lo que la gente quiere? La gente quiere propuestas y anuncios...". Esa era precisamente la explicación que yo había estado buscando: el explicador oficial considera que nosotros –la gente- queremos del gobierno "propuestas y anuncios". Esto creo que merece algunas reflexiones:
1) Pugliese, a pesar de haber compartido años de arduo trabajo en el HCD con sus pares peronistas (mientras era concejal del Frepaso), no aprendió la doctrina del General Perón: "mejor que prometer, es cumplir, y mejor que decir, es hacer".
2) En lo personal, preferiría que los funcionarios hagan menos esfuerzo en interpretar lo que en verdad queremos los ciudadanos. Los anuncios son importantes, porque nos generan una expectativa positiva; pero son como la sal en las comidas: un poco las mejora, pero en exceso, las estropea. Ningún titular de diario cambia mágicamente el desastroso estado de las calles y rutas del partido, o la falta de insumos en los hospitales. Tampoco se mejora la seguridad en el partido porque en las camionetas de la patrulla comunitaria hayan puesto "Intendente Dr. Humberto Zúccaro", como si hubieran sido compradas con su plata.
De los anuncios más "mediáticos" de este gobierno, vale la pena recordar el referido a la reforma tributaria de principios de año, cuando se dijo que serviría para aumentar la cantidad de contribuyentes que pagan sus tasas municipales, y con ese aumento, hacer obras. A poco de andar, la reforma sólo permitió que los pocos que ya pagaban, deban pagar ahora mucho más. Nada se logró con el propósito de recuperar las deudas de miles de contribuyentes, que son la fuente de financiamiento más inmediata y relevante que tiene el municipio para encarar obras.
Ante todo, transparencia
Pero para mejorar la recaudación, hace falta recuperar la confianza de los vecinos en las instituciones; y para que ello suceda, sería de gran utilidad que el gobierno de a conocer en detalle el estado de sus cuentas. La rendición de cuentas a los vecinos es su obligación, porque provee un elemento de control ciudadano.
En gobiernos anteriores, me preocupaba al ver cómo algunos concejales acomodaban su voto de acuerdo a los beneficios personales que esperaban obtener. Éste Concejo es más sorprendente: le ha otorgado al intendente facultades extraordinarias (algo así como "superpoderes"), de modo que hoy por hoy Zúccaro puede reasignar partidas, aprobar rezonificaciones de suelo, rescindir contratos con empresas privatizadas porque sí, etc. Y ello, lejos de mejorar la calidad institucional, la deteriora.
Yendo a la cuestión de la transparencia, asombra conocer que hace pocos días se firmó el primer llamado a licitación en los 10 meses cumplidos en el año... el primero! ¿cómo se estuvo comprando hasta ahora sin licitaciones de precios? ¿cómo se garantiza que los precios pagados por la gestión de Zúccaro hayan sido los mejores que se podían conseguir?.
Si el jefe comunal quiere de verdad encarar una gestión "de puertas abiertas", debería preocuparse porque se apruebe cuanto antes una norma que garantice el acceso a la información pública. De esa manera, los ciudadanos podremos conocer cuántos empleados tiene la comuna (en todas las modalidades de contratación), cuánto se gasta y en qué, cuánto se destina a pagar publicidad oficial, etc. Si de verdad queremos ser libres, debemos ser esclavos de la ley; y en Pilar, parece que las leyes se aplican sólo si convienen a los intereses personales de los gobernantes.
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