viernes, 20 de marzo de 2020

100 días de buenas intenciones


100 días de gestión son el changüí con el que cuenta cualquier gobernante para mostrar resultados. También es el plazo que la ciudadanía aguarda con prudencia para ofrecerle sus cálidos aplausos o su descarnada crítica. En ese lapso se espera que el recién llegado ponga “toda la carne al asador”; así, las medidas más antipáticas, las más arriesgadas y las más esperanzadoras se toman durante ese corto período.

Hoy se cumplen 100 días del 11 de diciembre de 2019. Ese miércoles, en el parque central del Instituto Carlos Pellegrini, Federico De Achával (h) se dirigía a la multitud como nuevo intendente municipal de Pilar.

Esta vez, la pandemia desdibujó la fecha de vencimiento de ese periodo de gracia. Sin embargo, hay algunas cuestiones que no requieren demasiada espera para ser analizadas.

El representante local del Frente de Todos se sentó en su despacho de Rivadavia 660 sin un claro programa de gobierno. El cotillón de su discurso inaugural fue la prueba de esta carencia: cuando los papelitos de colores fueron cayendo al piso, y los acordes de “Salir al sol” fueron apagándose, lo que quedó en el escenario tuvo demasiado gusto a poco.

Los ataques hacia su antecesor se mantuvieron sin mengua, haciendo realidad el dicho popular “dime lo que criticas, y te diré lo que adoleces”: Achával recordó la caída de parte del techo de un aula de la escuela 25 del barrio Los Cachorros, y la falta de cupos en los comedores escolares, asegurando que iba a “acompañar a Axel después de cuatro años de abandono”. Para hacer honor a la verdad, el pretendido “abandono” comenzó muchos años atrás: en 2014, por poner un ejemplo no tan lejano, durante la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, el gobierno provincial comandado por el Daniel Scioli, recortó en Pilar 2.600 cupos de comedor y 6.400 de merienda reforzada. Ello, sin mencionar las obras de infraestructura paralizadas. Todo sucedía mientras Federico de Achával era nada menos que jefe de Gabinete del entonces intendente Humberto Zúccaro.

Desde el recinto de sesiones del HCD, los discursos del mandamás municipal estuvieron siempre dirigidos a criticar las políticas de su antecesor, como el aumento de tasas municipales en función de la inflación mayorista. Sin embargo, ya asumido, se olvidó por completo de sus críticas, manteniendo los aumentos tal como habían sido instituidos. Peor aún, algunas semanas después profundizó el ajuste hacia los bolsillos de particulares, comercios y empresas.

Sigo creyendo en las buenas intenciones de Federico de Achával. Sin embargo, más allá de las opiniones, los párrafos precedentes muestran que está en duda su actual capacidad para gobernarnos. Y, en definitiva, la vida de una comunidad se mejora con capacidad de gestión y no con buenas intenciones.

Dios quiera que superada la pandemia nos encontremos con un gobierno municipal del que nos podamos sentir orgullosos. Por ahora, guardo esa esperanza.

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